viernes, enero 31, 2020

Contra todos los pronósticos


El fin de año fue mágico, fuera de cualquier previsión. Todo inicio con mensajes por Internet que comencé a realizar gracias a mi curiosidad de utilizar las herramientas digitales que conectan personas, reconozco que eso me ayudo a conocer a mujeres interesantes y sobre todo a asimilar como nos relacionamos en la actualidad. Al principio me resistía a usar las redes sociales para conocer a potenciales parejas, después me di cuenta de que no era tan mala la idea, de hecho, era bastante conveniente. Así estuve buscando por un par de meses, aunque me aburrí muy pronto: platicas pausadas, escasa oportunidad de coincidir en tiempo, conversaciones con poca sustancia.

Y de repente, una conexión bastante interesante: platicas de temas diversos, comentarios irónicos, humor ácido. Una conexión que me estimulaba y retaba mi pensamiento ordinario. En su perfil de redes sociales no había más que una sola foto, una foto enigmática, una mirada alucinante. Las conversaciones por chat continuaron, se volvieron familiares, surgió una invitación a viajar, pero no hubo coincidencia en las agendas.

Así pasaron dos meses, platicas espaciadas. Nada fuera de lo extraordinario y sin embargo ahí estaba esa familiaridad de conocernos sin habernos visto nunca.

La oportunidad de vernos en persona llego de manera fortuita, yo estaba en Coyoacán pasando el rato, le envié un mensaje para ver si se le antojaba reunirnos, me dijo que no podía salir, pero si yo quería podía ir a su casa, me pareció excelente idea. Me envió su dirección y en un rato más ya estaba en el Uber. Nuevamente esa sensación de familiaridad mezclada con curiosidad, relajado y sin mayores deseos que los de tener una velada agradable. Y así fue, ella estaba haciendo tarea, curiosamente era un trabajo sobre una obra de teatro que yo recién había visto. Platicamos de muchos temas, a mi me gusto físicamente, yo a ella aparentemente no le atraje. Pasaron un par de horas, yo tenía ganar de abrazarla, pero estábamos en su casa y no quería de ninguna manera incomodarla, nos despedimos, me acompaño a la salida, finalmente un abrazo de despedida y de repente ella me dice: “hueles muy bonito”, eso me dejó frío. Solo se me ocurrió decir “gracias” y tomar el Uber que ya me esperaba.

Después de eso una invitación al cine, la pasamos muy bien, una buena peli, buena charla y al final una rica cena cerca de su casa, esta vez yo fui por ella en mi carro, le esperé un rato, ella llego en su bici, eso hizo que sintiera admiración y respeto por su decisión de moverse de esa manera en la ciudad.  Había tráfico, pero la conversación me ayudo a olvidarlo, llegamos derrapando y todavía demoramos un poco comprando palomitas (algo que a ambos nos encanta). Cada vez me estaba sintiendo mejor con ella, sin ninguna presión, cómodo, en confianza. Comencé a pensar en la posibilidad de avanzar más y fue inevitable fantasear en verme con ella como pareja, me agradaba mucho la idea.

Una nueva ocasión se presentó para salir juntos, contaba con una invitación a una cena del trabajo que ofrecía como plus un concierto donde tocarían a Vivaldi, no dude en invitarla y ella acepto. Me parecía una excelente oportunidad para salir y continuar conociéndonos. Esa noche cuando pasé por ella a su casa, terminé por caer rendido a sus encantos. Lucia hermosa y me sentí sumamente afortunado por estar a su lado y que ella aceptara por esa noche acompañarme. Al llegar al lugar nos estacionamos y la tome de la mano para ayudarla a bajar por una rampa. Creo que ese momento será memorable para ambos, ella más tarde me comento que el contacto de mi mano le había gustado mucho, a mí me sucedió lo mismo, tener su mano en mi mano se sintió como caminar al lado de mi compañera de toda la vida. El concierto fue toda una sorpresa, resulto realmente bueno y ambos lo disfrutamos mucho. La cena también estuvo bien, excepto por el postre, a ella le cayo mal y al poco rato tuvimos que salirnos debido a eso. Yo notaba algo de expectación entre nosotros, de camino a su casa, pasamos por la mía, le pregunte si tenia ganas de ir a conocerla y para mi sorpresa me dijo que si le gustaría. Esa noche ella se quedo conmigo y estuvimos toda la noche platicando. Fue un momento de completa intimidad donde no fue necesario consumar el acto sexual, nos conectamos más allá de lo físico, ambos nos dejamos llevar por nuestros sentimientos y resulto que estábamos sintonizamos y en armonía.

Al otro día habíamos quedado de vernos, teníamos ganas de continuar donde nos habíamos quedado, para nuestra mala fortuna ese día se presentó un problema severo en la oficina y tuve que trabajar toda la noche y madruga, así que cancelamos los planes que teníamos para encontrarnos.

Llego el fin de semana y con ello también llegaron las vacaciones, me dieron ganas de tomar carretera y ver a donde llegaba, le lancé la invitación para que me acompañara, aunque sin muchas expectativas y resulto que todo se alineo de manera correcta: tiempo, deseo y lugar. Nos fuimos de vacaciones y ahí terminamos de enamorarnos.

Eso fue solo el principio, desde hace mucho tiempo he aprendido a dejar de pensar tanto en el futuro, es complicado no hacer planes y proyectar como seria mi vida al lado de ella. Trato de evitar pensar en el futuro, no lo consigo, mi mente vuela y me dice que ella es con quien estaré el resto de mis días y eso irremediablemente me pone contento.

Así llegamos a este momento, donde contra todos los pronósticos me encuentro en un camino que quiero recorrer a su lado, nuevamente vuelvo a pensar en una vida de pareja, de compromiso, de planear y compartir. Algo que a primeras luces parecería que ya he vivido pero que ahora lo veo diferente, se siente diferente y tal vez resulte también diferente.

Encontrar una persona con la que sientas estar sintonizado no es sencillo, encontrarla en el momento adecuado es poco probable, que ambos tengan la disposición de estar juntos es casi imposible y, sin embargo, aquí estamos.

Nos esperan muchas cosas por vivir juntos. Mi vida se ha caracterizado por ser impulsivo, la de ella se caracteriza por su ingobernabilidad. Una combinación que se antoja compleja, por delante tenemos muchos desafíos y lo único que podemos hacer es dejarnos llevar y abrocharnos el cinturón.

Contra todo pronóstico, tenemos una relación. No es una relación cualquiera, ambos sabemos que trascenderá y estamos conscientes que nos costará mucho esfuerzo sacarla adelante, pero también ambos sabemos que el resultado bien vale la pena. En mi opinión lo más difícil ya lo superamos: encontrarnos en el lugar y momentos adecuados, eso estaba fuera de nuestro control, ¿destino?, ahora todo depende de nosotros. La calidad de nuestra vida juntos solo será el resultado del trabajo que realicemos en conjunto.

Así que contra todo pronóstico: mi vida da un vuelco inesperado y ahora estoy acompañado. Y lo único que tengo que decir es: ¡gracias!