El fin de año
fue mágico, fuera de cualquier previsión. Todo inicio con mensajes por Internet
que comencé a realizar gracias a mi curiosidad de utilizar las herramientas
digitales que conectan personas, reconozco que eso me ayudo a conocer a mujeres
interesantes y sobre todo a asimilar como nos relacionamos en la actualidad. Al
principio me resistía a usar las redes sociales para conocer a potenciales
parejas, después me di cuenta de que no era tan mala la idea, de hecho, era
bastante conveniente. Así estuve buscando por un par de meses, aunque me aburrí
muy pronto: platicas pausadas, escasa oportunidad de coincidir en tiempo,
conversaciones con poca sustancia.
Y de repente,
una conexión bastante interesante: platicas de temas diversos, comentarios
irónicos, humor ácido. Una conexión que me estimulaba y retaba mi pensamiento
ordinario. En su perfil de redes sociales no había más que una sola foto, una foto enigmática,
una mirada alucinante. Las conversaciones por chat continuaron, se volvieron
familiares, surgió una invitación a viajar, pero no hubo coincidencia en las
agendas.
Así pasaron dos
meses, platicas espaciadas. Nada fuera de lo extraordinario y sin embargo ahí
estaba esa familiaridad de conocernos sin habernos visto nunca.
La oportunidad
de vernos en persona llego de manera fortuita, yo estaba en Coyoacán pasando el
rato, le envié un mensaje para ver si se le antojaba reunirnos, me dijo que no
podía salir, pero si yo quería podía ir a su casa, me pareció excelente idea.
Me envió su dirección y en un rato más ya estaba en el Uber. Nuevamente esa
sensación de familiaridad mezclada con curiosidad, relajado y sin mayores
deseos que los de tener una velada agradable. Y así fue, ella estaba haciendo
tarea, curiosamente era un trabajo sobre una obra de teatro que yo recién había
visto. Platicamos de muchos temas, a mi me gusto físicamente, yo a ella
aparentemente no le atraje. Pasaron un par de horas, yo tenía ganar de abrazarla,
pero estábamos en su casa y no quería de ninguna manera incomodarla, nos
despedimos, me acompaño a la salida, finalmente un abrazo de despedida y de
repente ella me dice: “hueles muy bonito”, eso me dejó frío. Solo se me ocurrió
decir “gracias” y tomar el Uber que ya me esperaba.
Después de eso
una invitación al cine, la pasamos muy bien, una buena peli, buena charla y al
final una rica cena cerca de su casa, esta vez yo fui por ella en mi carro, le
esperé un rato, ella llego en su bici, eso hizo que sintiera admiración y
respeto por su decisión de moverse de esa manera en la ciudad. Había tráfico, pero la conversación me ayudo a
olvidarlo, llegamos derrapando y todavía demoramos un poco comprando palomitas
(algo que a ambos nos encanta). Cada vez me estaba sintiendo mejor con ella,
sin ninguna presión, cómodo, en confianza. Comencé a pensar en la posibilidad
de avanzar más y fue inevitable fantasear en verme con ella como pareja, me
agradaba mucho la idea.
Una nueva
ocasión se presentó para salir juntos, contaba con una invitación a una cena
del trabajo que ofrecía como plus un concierto donde tocarían a Vivaldi, no
dude en invitarla y ella acepto. Me parecía una excelente oportunidad para
salir y continuar conociéndonos. Esa noche cuando pasé por ella a su casa,
terminé por caer rendido a sus encantos. Lucia hermosa y me sentí sumamente
afortunado por estar a su lado y que ella aceptara por esa noche acompañarme.
Al llegar al lugar nos estacionamos y la tome de la mano para ayudarla a bajar
por una rampa. Creo que ese momento será memorable para ambos, ella más tarde
me comento que el contacto de mi mano le había gustado mucho, a mí me sucedió
lo mismo, tener su mano en mi mano se sintió como caminar al lado de mi
compañera de toda la vida. El concierto fue toda una sorpresa, resulto
realmente bueno y ambos lo disfrutamos mucho. La cena también estuvo bien,
excepto por el postre, a ella le cayo mal y al poco rato tuvimos que salirnos
debido a eso. Yo notaba algo de expectación entre nosotros, de camino a su
casa, pasamos por la mía, le pregunte si tenia ganas de ir a conocerla y para
mi sorpresa me dijo que si le gustaría. Esa noche ella se quedo conmigo y
estuvimos toda la noche platicando. Fue un momento de completa intimidad donde
no fue necesario consumar el acto sexual, nos conectamos más allá de lo físico,
ambos nos dejamos llevar por nuestros sentimientos y resulto que estábamos
sintonizamos y en armonía.
Al otro día
habíamos quedado de vernos, teníamos ganas de continuar donde nos habíamos
quedado, para nuestra mala fortuna ese día se presentó un problema severo en la oficina y tuve que trabajar toda la noche y madruga, así que cancelamos los
planes que teníamos para encontrarnos.
Llego el fin de
semana y con ello también llegaron las vacaciones, me dieron ganas de tomar
carretera y ver a donde llegaba, le lancé la invitación para que me acompañara,
aunque sin muchas expectativas y resulto que todo se alineo de manera correcta:
tiempo, deseo y lugar. Nos fuimos de vacaciones y ahí terminamos de
enamorarnos.
Eso fue solo el
principio, desde hace mucho tiempo he aprendido a dejar de pensar tanto en el
futuro, es complicado no hacer planes y proyectar como seria mi vida al lado de
ella. Trato de evitar pensar en el futuro, no lo consigo, mi mente vuela y me
dice que ella es con quien estaré el resto de mis días y eso irremediablemente
me pone contento.
Así llegamos a este
momento, donde contra todos los pronósticos me encuentro en un camino que
quiero recorrer a su lado, nuevamente vuelvo a pensar en una vida de pareja, de
compromiso, de planear y compartir. Algo que a primeras luces parecería que ya
he vivido pero que ahora lo veo diferente, se siente diferente y tal vez
resulte también diferente.
Encontrar una
persona con la que sientas estar sintonizado no es sencillo, encontrarla en el
momento adecuado es poco probable, que ambos tengan la disposición de estar juntos
es casi imposible y, sin embargo, aquí estamos.
Nos esperan
muchas cosas por vivir juntos. Mi vida se ha caracterizado por ser impulsivo,
la de ella se caracteriza por su ingobernabilidad. Una combinación que se
antoja compleja, por delante tenemos muchos desafíos y lo único que podemos
hacer es dejarnos llevar y abrocharnos el cinturón.
Contra todo pronóstico,
tenemos una relación. No es una relación cualquiera, ambos sabemos que
trascenderá y estamos conscientes que nos costará mucho esfuerzo sacarla
adelante, pero también ambos sabemos que el resultado bien vale la pena. En mi opinión
lo más difícil ya lo superamos: encontrarnos en el lugar y momentos adecuados, eso
estaba fuera de nuestro control, ¿destino?, ahora todo depende de nosotros. La
calidad de nuestra vida juntos solo será el resultado del trabajo que realicemos
en conjunto.
Así que contra
todo pronóstico: mi vida da un vuelco inesperado y ahora estoy acompañado. Y lo
único que tengo que decir es: ¡gracias!