Termina el año 2020, a todas luces un año distopico. No tengo intención de realizar un análisis de la situación global, únicamente quiero tratar de hacer una autoevaluación, tomar aire y continuar en este viaje.
Mi vida ha sido
mayoritariamente afortunada, en esta etapa me siento dichoso por tener a mi
lado a una mujer excepcional, tenemos altibajos y cometemos errores, pero me parece
que ambos sabemos que seguiremos juntos por mucho tiempo. Durante el confinamiento
ella y yo hemos estado la mayor parte del tiempo solos y puedo decir que lo
hemos disfrutado mucho más de lo que lo hemos padecido. Estuvimos juntos cuando
nos enfermamos y nos cuidamos mutuamente (ella más a mi), hemos vivido
situaciones extremas familiares y ahí vamos, caminando juntos. Tenemos planes
para el futuro, aunque tratamos de concentrarnos en el presente. Queremos creer
que lo que vendrá para nosotros será porque así debe ser y no solo porque nosotros
lo deseamos, confiamos en que serán cosas buenas.
Mi hijo estuvo ausente
la mayor parte del año, él estaba muy resentido conmigo y decidió alejarse. Eso
fue muy doloroso para mí. Hace poco volvimos a tener contacto y eso me tiene
muy contento, hemos comenzado a platicar al respecto y queremos sanar heridas,
estoy seguro de que lo lograremos.
Por razones lógicas
hubo pocos viajes, pero los que hubo fueron memorables: Los Cabos y La Costa
Maya, también pudimos hacer escapadas de fin de semana a Cuernavaca y Valle de
Bravo.
Mi look cambio un poco,
ahora es “pandemial” me dejé crecer la barba y me ha gusto, veremos cuanto
tiempo la aguanto.
Afortunadamente las
cosas en mi trabajo se mantienen estables, yo trato de mantenerme actualizado y
atento de a cualquier oportunidad de crecimiento, veremos que trae el siguiente
año en materia laboral.
Para mi este
año confirma mi ideología: disfruta el viaje, aprende, comparte; lo demás es
solo distracción.
Yo comienzo a ver este
2020 con nostalgia, fue el año que me permitió quedarme en casa, disfrutar de
la compañía de mi pareja, tener todo el tiempo para nosotros, dejar de estar
acelerado todo tiempo, comprar solo lo necesario, saber que todos mis seres
queridos estaban bien de salud y cuidándose. Pienso que este año fue de reflexión,
para valorar lo que tenemos. Creo que fue un año para “respirar”. Ya solo le quedan
unas horas el 2020 y yo lo único que acierto a decir es: ¡Gracias!
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