Ilusiones rotas

Una de las presentaciones a las que asistí en la FIL fue la del libro Mitos de la historia mexicana de Alejandro Rosas. Desde hace unos años le sigo la pista a este historiador/escritor, tiene un programa de radio donde platica muy sabroso de historia con su colega José Manuel Villalpando. El libro trata de ubicar en su justa dimensión a personalidades que indudablemente han sido muy importantes para México pero que han sido elevadas a niveles de perfeccionismo, el punto de vista de Rosas es mostrar que los héroes mexicanos también fueron personas comunes y corrientes y quitarles ese halo de divinidad que las instituciones han trato de imponer (vender).

Durante su charla, me acorde que no hace mucho tiempo lleve a mi hijo al Castillo de Chapultepec, estábamos recorriéndolo muy a gusto y de repente me pregunta cual era el sitio en donde uno de los niños héroes se arrojo envuelto en la bandera, le respondí que eso realmente no había pasado, que los niños héroes si habían peleado por el país pero que ninguno se arrojo con una bandera como le habían dicho en su escuela. Seguimos caminando y no le tome importancia al asunto, pero como a los 5 minutos Diego comenzó a llorar, le pregunte que tenía y me dijo que lloraba porque le había dicho que no era cierto que uno de los niños héroes se había aventado envuelto en una bandera. Solo lo abrace, ¿qué más podía hacer si ya la había pendejeado? Me sentí ruin por acabar con su ilusión, en ese momento no pensé que lo fuera a tomar de esa manera. Total, ahora que escuchaba hablar a Rosas pensaba que es indispensable saber la verdad de las cosas, pero en ocasiones hay verdades que es mejor aplazar con tal de tener ilusiones.